La auto-consciencia no es única de los seres humanos.

No es muy probable que los seres humanos seamos los únicos animales capaces de tener auto-consciencia, según lo manifiesta un estudio reciente.

Conducido por investigadores de la Universidad de Warwick, el estudio encontró que los humanos y otros animales que son capaces de simular ambientes mentalmente, requieren de al menos de un sentido primitivo de consciencia.

Muchas veces, ésta es vista como una de las características que definen al ser humano, pero el estudio sugiere que la auto-consciencia  no es única de los seres humanos, y que de hecho, es algo común entre otros animales.

Los investigadores del Departamento de Psicología y Filosofía de la Universidad de Warwick, emplearon experimentos para descubrir qué capacidades los animales deben de tener para que puedan simular ambientes mentalmente.

Comentado con el investigador Thomas Hills, co-autor del estudio del Departamento de Psicología, él dijo que la idea clave del estudio es que aquellos animales que son capaces de simular sus acciones futuras deberán de ser capaces de distinguir entre las acciones que han imaginado y aquellas que en realidad sucedieron.

Los investigadores se inspiraron en el trabajo conducido en 1950 sobre la orientación espacial en las ratas, cuando están en un laberinto. Se observó que en ciertos puntos del laberinto, las ratas requieren tomar decisiones de qué podrían hacer después, muchas veces interrumpiendo o simplemente planeando sus acciones futuras.

Investigación reciente en neurociencias, encontró que estas ratas que deben de tomar una decisión, así como sucede en otros vertebrados, activan algunas regiones en el hipocampo que parecen emular las opciones y sus conclusiones.

El modelo Naive (ingenuo), asume que los animales inhiben su acción mientras simulan. Como sea, este modelo creó recuerdos falsos debido a que el animal no sería capaz de decir las diferencias entre las acciones reales y las imaginarias.

Un segundo modelo, el Self-actuating (auto-impulso), permitió resolver el problema al etiquetar lo real en contraste con la experiencia imaginaria. Hills y Butterfill llamaron a este etiquetamiento como conciencia primigenia.

Hablando sobre el descubrimiento, el profesor Hills dijo que el estudio responde a una pregunta muy vieja: ¿tienen los animales consciencia de si mismos? Nuestro primer objetivo era el entender la evidencia neuronal más reciente, en la que los animales pueden proyectarse ellos mismos en el futuro. Lo que nos llevó a comprender que para que ellos pudieran lograr eso, tendrían que contar con una consciencia primigenia sobre ellos mismos.

De esta forma, los humanos no serían los únicos animales capaces de tener auto-consciencia. En efecto, la respuesta a la que tuvimos que llegar es que nada, incluso los robots, que puedan imaginarse a ellos mismos haciendo algo que aún no han hecho, tendrán que poder separar al conocedor de lo conocido.

Traducido al español por el Departamento de Psicología de UNINTER.

Artículo Original: From foraging to autonoetic consciousness: The primal self as a consequence of embodied prospective foraging.

Current Zoology.